segunda-feira, 16 de junho de 2008

Cómo Amar la Segunda Venida

“Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Heb.9:28) Le última lección de este trimestre es sin duda, la más emocionante. Como Adventistas del Séptimo Día es nuestro mensaje más vibrante que Jesús vendrá en breve. La segunda venida tiene sido para la Iglesia remante no una herramienta o concepto teológico, más una viva esperanza. Que mantiene cada adorador sabático atento a las señales temporales y en la expectativa de rever su maravilloso Salvador. Para Roy Adams es en el nuevo testamento “un evento glorioso, gozoso en forma suprema” pelo facto de Aquel que vendrá ser no sólo nuestro Rey, pero también nuestro amigo. (Lección de la Escuela Sabática, abril-junio de 2008, pág. 157). Debiéramos dar a sus diversos aspectos “el mismo énfasis” que les da la Biblia, tornando “algo parecido a la expectativa que tienen los niños por la Navidad.” (Ideen). El elemento básico a ser considerado cuando esperamos a nuestro Señor es tenerlo como nuestro amigo, ámalo, tener pasión por Él. Igualmente a los mileritas que en 1844 aguardaran con expectativa su Grande Sumo Sacerdote, que venía a la Tierra buscar su pueblo (según su visión). Aunque estuviesen correctos en relación a los cálculos proféticos (Dan. 8:14), se equivocarán con respecto a el evento (Jesús no venía a la Tierra, pero se ocuparía de “una fase del ministerio prefigurado por el día de Expiación de Israel” regresando solamente después de concluir esa obra. (Ideen. Pág. 158). Para los mileritas el gran chasco no fue su error en los cálculos proféticos, pero la desgracia de no ver cara a cara su terno Salvador y amigo. La venida de Cristo tiene “un lado oscuro”, para aquellos que no están listos. Jesús Cristo pronunció solemnes advertencias contra la actitud de no considerar a serio este grande evento. Habló en termos de lamentación, loro y rangeir de dientes. (Mat. 24:30; Mat. 7:21-23). No estar listo (cuando tenemos oportunidad) para el acontecimiento más espectacular de todos los siglos es muy peligroso, irresponsable. Para el pueblo adventista (la mayor comunidad que guarda el sábado en el mundo), la segunda venida de Cristo es el acontecimiento más importante y esperado que las noticias mundiales. Es más deseado que la pose de todos los tesoros terrenales. Es más acariciado que cualquier sueño profesional. E más pensado que los pensamientos dos más grandes pensadores. Para ellos, este evento está cerca de nosotros y es tan cierto como el día de mañana; tan claro como el solo, tan real como la lluvia, tan importante como el alimento, tan vital como el oxígeno, tan indispensable como la capa de ozono. Es la culminación de sus más anhelados esperanzas por 160 años. Es la razón de su historia. Por otro lado Jesús garantid para sus hijos sinceros alegría, gozo y recompensa en esto día (Mateo 25:34). Él anima a los que miran a los señales de hoy día que tengan ánimo, porque su redención se aproxima (Lucas 21:28). Estos señales están mejor registrados en capítulo 24 de San Mateos. Es el mayor y mejor capítulo de toda la Biblia sobre los señales de la segunda venida de Jesús. Entre los temas tratados Él enfatizo que no debemos nos molestar por los problemas mundiales, sociales, políticos, ni religiosos. Aunque el acontecimiento solo Dios conozca, debemos usar los señales como indicios de la seguridad y proximidad de esto evento. Se acepta tradicionalmente que lo último señala es la predicación del evangelio. “Esto sugiere que los seguidores de Cristo desempeñarán un papel, aunque sea indirecto, en crear las condiciones vitales para la terminación de la historia humana.” (Ideen pág. 161). Eso demanda fervor creciente de nuestra parte. Los mileritas descubrían tardíamente que Jesús no regresaría “al día siguiente, tampoco, ni la semana próxima, ni el mes próximo, ni el año siguiente, ni en la década siguiente, ni el siglo siguiente de esa fecha” [22 de octubre de 1844] – (Ideen pág. 162). Más de un siglo y medio después los adventistas (que seguirán a los mileritas en la proclamación de la bien aventurada esperanza), empiezan a se preguntar: ¿Cuándo vira Jesús? ¿Cuándo veremos a Jesús? ¿Cuándo terminará nuestra labor? ¿Cuándo recibiremos el reino de la gloria? Una buena manera de Dios contestar esta pregunta es a través de la primera venida de Jesús (profetizada en Gen. 3:15), no por tener demorado, pero por su cumplimiento exacto. Debemos comprender también que diferente de nuestra mentalidad occidental para los escritores bíblicos “el aspecto más importante de un evento era su certeza: el tiempo era secundario.” (Ideen pág. 163). Además recordarnos las palabras de Pedro. Él habló que dudar de la segunda venida es se olvidar que Dios ha hecho “los cielos, y también la tierra” (2 Pedro 3:5). Se Dios prometió tiene el poder para realizar. Igualmente parece dar un tiempo de gracia para que todos se salven (2 Pedro 3:9). Tenemos muchas preguntas sobre la segunda venida. Desde dudas de cómo exactamente será el evento, ¿cómo “todo ojo le verá” (Apoc. 1:7) se nosotros nos ubicamos en dos hemisferios? Dios es especialista en realizar milagros y cosas imposibles. La pregunta que debemos, o mejor que debo contestar es ¿Yo estoy preparado? ¿Amo mi Salvador a tal ponto de orar para él venga en esta fecha, 16 de de junio de 2008, ás 18:02? ¿Tengo deseo de abrásalo cuando ver su cara, o me esconderé y pediré a las rochas que me maten? Ojala pueda responder sí a cada día, mientras mantengo una relación vital con Jesús, mi Rey y amigo. Basado en la Lección de la Escuela Sabática citada.

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