“Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía” (Hech. 8:6).
“Cuando muchas personas piensan acerca del cristianismo, viene a su mente largos sermonees en la iglesia, listas de cosas que se pueden hacer y las que no se pueden hacer, y personas con caras aburridas y largas. Estos estereotipos, por supuesto, no podrían estar más lejos de la verdad.” La lección de esta semana prueba lo contrario. A través de la vida y ministerio de Felipe, después de su ordenación contemplamos que “seguir a Jesús es la vida más emocionante posible.” (Lección de la Escuela Sabática, julio-septiembre de 2008, 145). Él fue es responsable directo para que las buenas novas del evangelio llegasen a Samaria y indirectamente al continente africano.
Antes de cualquier persona hacer una grande obra para Dios necesita ser llamado por él y autorizado por la Iglesia. Con Felipe no fue diferente. Cuando surgió el problema de la distribución de alimentos entre las viudas de los judíos griegos y hebreos los discípulos decidirán elegir los diáconos de la Iglesia. Como buscaran hombres de buena reputación y carácter Felipe fui indicado como diácono (“diákonos” en griego significa “siervo” (Lección de la Escuela Sabática, julio-septiembre de 2008, 124). Un diácono ou diaconisa era alguien separado pela Iglesia mediante la imposición de manos para ser “alguien que servía a la iglesia” (Lección de la Escuela Sabática, julio-septiembre de 2008, 124), más allá de estar involucrado en la predicación. Diferente dos diáconos modernos que muchas veces piensan que su función és solamente hacer tareas ordinarios como abrir y cerrar las puertas del templo o hacer su limpieza. El libro de Hechos revela que entre los siete que fueran escogidos para esa función, que todavía permanece hasta hoy Felipe tinga buen testimonio de los de fuera.
En cumplimiento as palabra de Jesús (Hech. 1:8) Felipe, motivado por la persecución en Jerusalén fue hasta Samaria. Los demás cristianos también cuando eran perseguidos “iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hech. 8:4). Muchos piensan que la Iglesia encontró en la persecución su fuente mayor de predicar no sólo en Jerusalén, sino a todas las partes (Veja S. Mateo 24:14). A pesar de las dificultades naturales de un padre de cuatro hijas Felipe, arriba de todo tinga un “sentido de misión”, que es motivado por la comunión con el Señor. Se nosotros no tenemos voluntad de esparcir la luz de la salvación, desgraciadamente, es porque no sentimos esta salvación viva en nuestro pecho. El primero impulso del nuevo converso es contar a todo el mundo que bueno amigo es Jesús.
Felipe fue dotado con el done del evangelismo. Cada un de nosotros también, como afirma la Biblia (I Cor. 12) y la creencia fundamental cinco, recebemos “dones espirituales”. Ellos son habilidades especiales dadas por Dios a través del Espíritu Santo no para nuestro beneficio propio, sino para la misión y servicio de la Iglesia. Felipe usó en Samaria sus dones para curar, expulsar demonios y evangelizar de modo que “al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje” (Hecho. 8:6). Se cada creyente en la segunda venida estuviera usando sus dones en la divulgación de la verdad presente a mucho Cristo ya tendría regresado.
La experiencia de Felipe con un ex hechicero aclara la realidad que solitos nunca problema hacer toda la obra de Dios. Como dice alguien “la obra es siempre más importante que el individuó.” Cuando la iglesia de Jerusalén envió a Pedro y Juan par apoyar las actividades en Samaria, bien como arreglar el problema de Simón el Mago, reveló que había una organización por detrás de las actividades de todos los discípulos. Muchos ignoran que la Iglesia primitiva, llena del poder des espíritu, tenía sus normas, reglamentos, y cooperación mutua, de modo de lo espíritu de independencia no hacían parte de su vivir diario.
Segundo el pastor Herton Koller presidente de la división sudamericana, Jesús gustaba de multitudes y nosotros, hoy día debemos también predicar y “conquistar” una multitud para Dios. Para que hay un multitud en el cielo (referencia a Apocalipsis …) debemos “abrir las puertas del cielo” para ellas predicando con todos los medios posibles. Elle hacía referencia al proyecto impacto esperanza, realizado día 6 de septiembre cuando la meta era alcanzar por medios de 20 millones de revistas y diversos otros materiales, 100 millones de personas. A pesar de esto no desvalorizó la importancia vital de continuarnos ministrando a personas individuales. (TV Novo Tempo, 6 de septiembre de 2008, 11:30).
Esto comportamiento de la Iglesia de Dios es una imitación de lo que hizo Felipe cuando fue cambiado de campo misionero por el Espíritu Santo. El trocó una multitud en Samaria por una única alma en Gaza. A través de la operación milagrosa del espíritu Santo elle puede testificar a una alma sincera que después predicó en Etiopía, donde muchos aceptaran a Cristo, saliendo del paganismo a luz del cristianismo. (3 SpP, 305, Lección de la escuela sabática julio-septiembre, 151).
“Los pioneros fundadores de la Iglesia Adventista Del Séptimo Día no estaban anotados en los registros socales de la época. Elena de White apenas había salido de la adolescencia; su esposo, Jaime, era un itinerante maestro de escuela; y José Bates era un viejo capitán de alta mar golpeado por la intemperie. No obstante, estas personas tenían un pasión de por conocer la volunta de dios y obedecer sus mandamientos. Por cuanto ellos se dejaron enseñar y se sometieron a Dios, el movimiento que ellos fundaran ha crecido notablemente.” (Lección de la Escuela Sabática, julio-septiembre de 2008, 156). Como Filipe y los pionero que nosotros, con todas las ventajas que tenemos hoy día, podamos también hacer una grande obra para Dios.